martes, diciembre 20, 2016

Determinismo o libre albedrío

El debate sobre el inexorable determinismo o la existencia del libre albedrío ha sido un tema de profundas reflexiones y acaloradas discusiones a lo largo de toda la historia del pensamiento. Esta controversia ha tenido, desde siempre, fuertes implicaciones religiosas, filosóficas, psicológicas, jurídicas y científicas. Es precisamente en este último campo, en el de la ciencia, desde donde se ha vuelto a reabrir el debate.

Desde una de sus ramas, la neurociencia, es desde la que se está precisando y sometiendo a reflexión el concepto de libre albedrío afirmando que nuestro cerebro viene configurado genéticamente y que esa configuración es la que nos hace únicos e irrepetibles, siendo también ella la que determina, en cierta medida, nuestra forma de ser, nuestra manera de querernos y de querer, nuestra forma de entender el mundo y de relacionarnos en él y con él.

Si bien esta afirmación es cierta, no es menos verdad lo que este campo científico no niega y que desde otros se afirma y es que el cómo utilicemos esas potencialidades innatas hará que, partiendo de ellas, analizando nuestras opciones y tomando unas u otras decisiones, terminemos de definir y conducir nuestra existencia.


Pero, ¿qué dice la astrología sobre estas afirmaciones?


A simple vista puede parecer que este saber contempla un modelo de universo predecible y, por tanto, se acerca más a una noción determinista de la vida. La astrología, en su búsqueda de un universo de sentido y por tanto de un sentido de la vida, encuentra unas leyes cosmológicas que nos determinan.

Sin embargo, dentro de este saber, como en todas las ciencias del conocimiento, también se mantienen las discrepancias sobre la existencia unívoca del determinismo o del libre albedrío.
La idea de libre albedrío evoca una capacidad de elección y es esa capacidad la que nos permite optar y, con ello, cambiar y evolucionar.

Esa idea es la que se ve reflejada en la astrología a través de, lo que podríamos denominar una “tercera vía”, la que ya enunció Ptolomeo en el siglo II mediante la famosa frase: “Los astros inclinan, pero no determinan”. Esta vía es la que contempla que en realidad no existe ese conflicto dentro de una carta astrológica puesto que el destino y el libre albedrío no solo coexisten e interactúan en ella mutua y constantemente, sino que se complementan sin estorbarse.
En este sentido, me gusta asemejar la astrología con dos juegos de estrategia como son el Ajedrez y el Go que, con sus rigurosas y estrictas reglas, generan una inmensa variedad de movimientos…. ¡impredecibles! En ambos juegos hay un claro objetivo y una estrictas reglas de juego, en uno matar al rey y el otro hacer más territorio, sin embargo el cómo se desarrolle y finalice el juego dependerá del saber hacer de los jugadores.

Volviendo a la astrología, en ella también, es el encuentro con nuestro destino, colaborando con él, como trazaremos el camino de nuestra existencia.
En este sentido, no vamos a negar que la astrología se basa en reglas muy deterministas, todo influye; planetas, signos, casas y también muchos puntos son considerados de destino como, por ejemplo, el Nodo Norte que nos dirige inexorablemente hacia unas experiencias que nos ayudarán a promover los cambios necesarios para evolucionar psicológica o espiritualmente, o el posicionamiento del Sol, que nos dirige al descubrimiento de nuestro propio poder. Pero, la libertad consiste en como reaccionamos a estas experiencias, si las rechazamos, huimos y no las aceptamos como parte del propósito de la vida o si, al contrario, las aceptamos, colaboramos y aprendemos de ellas evolucionando hacia el objetivo final de nuestra existencia: procurar ser lo mejor de nosotros mismos.

Otra muestra en la carta natal de la posibilidad de ejercer el libre albedrío, que es lo que hace de la astrología una herramienta excelente, son los denominados aspectos, es decir, los ángulos que se crean entre los planetas. Hay aspectos a los que llamamos armónicos: trígonos, sextiles etc. y otros inarmónicos: oposiciones, cuadraturas etc. Estos son los caminos que nos ofrece una carta para elegir. Mientras que los primeros, los armónicos, representan un camino fluido, creativo y placentero, los segundos, los inarmónicos hacen que el camino sea difícil, tortuoso y muy doloroso. Todos nos conducen al mismo destino, pero la manera de llegar a él variará considerablemente dependiendo de nuestra elección.

Podemos, si queremos, concluir que el porcentaje que tenemos de libre elección es muy inferior al destino que nos determina, pero es mucho más valioso frente a los resultados que se consiguen en cuanto a sabiduría, evolución y transformación.
Partiendo de estas consideraciones veamos cómo se presenta, a muy grandes rasgos, este año que llega, el 2017.

Hasta el 29 de abril el Nodo Norte continuará transitando por el signo de Virgo, esto quiere decir que las circunstancias que nos ponga delante la vida tienen que ver con un proceso de limpieza, humildad, servicio, purificación, discriminación y eliminación de lo que ya no sirve, nos conduce a hacer un análisis crítico del área en que éste nos afecte a cada uno. 

A partir de ese día, 29 de abril, el Nodo Norte entra en Leo y con ello cambia sustancialmente nuestro destino. Ahora y, durante aproximadamente 18 meses, nos dirige a todos al encuentro con nuestro propio poder, brillo, sanación, éxito, orgullo y exaltación de la fuerza de voluntad.
Por otra parte, el planeta Júpiter seguirá transitando por Libra hasta octubre dirigiéndonos hacía las relaciones, uniones, compromisos, justicia y belleza. En octubre entrará en el signo de Escorpio por donde viajará 12 meses exaltando las pasiones y las emociones, sacando a la luz cosas que desconocíamos y provocando grandes transformaciones.

En mayo un trígono entre Marte y Júpiter nos dará nuevas alegrías, materializaremos algunos de nuestros deseos, pero cuidado porque sin embargo, en julio que es cuando Marte hace cuadratura con Urano lo que nos traslada a las crisis, a los peligros de accidentes o a dejarnos llevar por la ira. Por el contrario, estos dos planetas se aliarán con un trígono en septiembre favoreciendo todos los cambios, las iniciativas y la velocidad de los procesos más futuristas. 

Muchos más tránsitos nos influirán este año pero lo más importante es que los vivamos como una enseñanza que nos ayude en el descubrimiento del sentido o propósito de nuestra vida y que procuremos colaborar con ese destino que nos va llevando día a día a tomar nuestras propias decisiones.

Pilar ErestaAstróloga

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